Avalar la hipoteca de los hijos es una circunstancia en la que se ven inmersos muchos padres. Los bancos ponen muchas trabas a la hora de conceder un préstamo hipotecario. La crisis económica reciente no ha hecho sino agravar el problema. Es más, los analistas pusieron el acento en la concesión indiscriminada de hipotecas, como uno de los factores que explicaron el desplome bancario.

Por eso ahora, las diligencias previas a conceder una hipoteca son más exhaustivas que para ingresar a estudiar en Harvard. Lleva en muchos casos a que se deba considerar la figura del avalista en el caso de alquilar una casa.

En general los avalistas son una garantía de pago para aquel que presta el dinero, pone una propiedad en alquiler etc.

De sobra es conocido su papel: si la persona/s a la/s que se concede la hipoteca o alquila la vivienda no satisface los pagos convenidos, el avalista actuará subsidiariamente. Es decir: el avalista paga.

Avalar la hipoteca de los hijos es por lo tanto una iniciativa loable, pero digna de no tomarse a la ligera.

Avalar la hipoteca de los hijos ¿qué riesgos asumes? Avalar la hipoteca de los hijos es por lo tanto una iniciativa loable, pero digna de no tomarse a la ligera. Share on X

Avalar la hipoteca de los hijos: conoce a qué te expones para decidir conscientemente.

Qué mejor idea que apuntar los riesgos que corremos, para considerar si es la mejor decisión. Quien suscribe, tiene hijos. Sé perfectamente que el momento de avalar no debe ser difícil ¿qué se le puede negar a un hijo? Pero avalar expone muchísimo el patrimonio del avalista. Desde luego, si quieres la medalla al padre/madre del año, pocos gestos más generosos se pueden asumir.

Sin embargo, no se debe avalar a nadie si no estamos perfectamente seguros de tener capacidad de pagar cuando —ojalá que no suceda nunca— el contrayente no pueda satisfacer sus compromisos de pago. Sencillamente no es una buena idea, porque pueden acabar arruinados tanto el incapaz de pagar como el avalista. 

Entiendo que no es decisión fácil decirle a un hijo —no va a poder ser— y qué mejor que poder decirle lo contrario. Pero si no se puede, no se puede.

Quien firma un aval, contrae las mismas obligaciones que a quien le dan la hipoteca, pero sin la vivienda. 

Evalúa la situación de forma previa

No des nada por sentado. Recaba información. Cuanta más mejor. ¿Cuál es la solvencia de tu hijo/a? ¿Crees que a priori, con todo en orden podrá pagarlo? Entérate de las condiciones del contrato de alquiler. Entiende y solicita que un experto dé un vistazo a la hipoteca que le ofrecen y te dé su opinión.

¿Hasta qué punto responderá el titular del préstamo? ¿Ha dado una suma de dinero en concepto de señal? ¿Tiene otras propiedades con las que responder? ¿Cuál es su situación/estabilidad laboral? ¿Qué proyectos de vida tiene?

Ninguno, repito, ningún dato es irrelevante. Míralo así: el avalista es una persona que paga lo que otro compró, pero que aun así no lo hace suyo. Es un caso en el que los padres pueden actuar más como primos que como padres (entendiendo esta vez primos como sinónimo de pardillos) si la decisión no se evalúa detenidamente antes de tomar la decisión.

En nuestro despacho, somos especialistas en derecho de familia y ayudamos a las personas a conciliar su forma económica como expertos en mediación familiar que somos. Es por eso que mostramos en este post, no la conveniencia de no avalar a los hijos, nada más lejos, sino la reflexión de que tal vez no es una medida válida para todos los casos. Déjanos estudiar tu caso y te aconsejaremos según convenga a cada situación.

Coméntalo con tus hijos de esta forma antes de avalar la hipoteca sin seguridad: si a ti te va mal y no puedes pagar, ¿de qué te servirá que yo tampoco pueda? ¿No será mejor que yo esté al margen de responsabilidades para que si te va mal tenga capacidad de ayudarte?

Hablando seguro que os entendéis.

Estamos a vuestra disposición.

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