Queremos hablar del impacto psicológico del divorcio. No es una cuestión menor, ya que puede tener impacto a nivel indemnizatorio.

Cuando se pierde al cónyuge por fallecimiento, se sufre un gran dolor emocional y se da un proceso de duelo que está netamente definido y que puede producir una angustia. Será un proceso comprensible tanto para el viudo/a como para las personas de su entorno.

Sin embargo, cuando la relación con el cónyuge se termina a causa de un divorcio, apreciamos cómo muchas personas se encuentran sin un criterio claro sobre cómo procesar la nueva situación e incluso esa nueva identidad separada del matrimonio. Volver a ser solteros es una coyuntura sin manual de instrucciones.

Para algunos el divorcio es un final que supone un alivio y para otros causa una profunda angustia psicológica que dificulta continuar con normalidad anímica. Clic para tuitear

Encontraremos que para algunos el divorcio es un final que supone un verdadero alivio para una relación insatisfactoria: una liberación. En cambio para otros, la ruptura de la relación en la que se desarrollaba el día a día y el divorcio en sí causan una profunda angustia psicológica que dificulta continuar con normalidad desde un punto de vista anímico.

Pueden aparecer —a criterio de los expertos— sentimientos comunes de baja autoestima, ira, resentimiento, confusión, miedo, vergüenza o ansiedad durante y después del divorcio. En no pocas ocasiones, esta negatividad adquiere una residencia permanente en su estructura emocional y causan estragos en su salud física y mental.

Ante esto, muchos se preguntan: ¿es posible reclamar una indemnización por daños psicológicos después de una ruptura de pareja?

Impacto psicológico del divorcio y reclamación.

Tenemos que aferrarnos a las sentencias previas —lo que en Derecho llamamos la jurisprudencia— porque el ordenamiento jurídico no se expresa fehacientemente a este respecto. Si lo hacemos ¿qué nos encontramos?

Cuando analizamos las sentencias por demandas a partir del impacto psicológico que causa en una persona el divorcio, nos encontramos que los tribunales no suelen fallar a favor del demandante. Entienden que la tensión emocional es connatural al proceso, de manera general. En otros casos han argumentado que el mismo divorcio, con igual tensión para ambos, tiene distinto impacto emocional en cada actuante, de forma que se deberá a su estructura emocional más que al influjo del otro. Por lo tanto —y a pesar del excelente trabajo argumentativo de peritos judiciales en el campo de la psicología— las sentencias suelen ser desestimatorias.

Violencia

Distinta cuestión es cuando existe violencia de orden psicológico (ni que decir tiene físico). En estas circunstancias, el tribunal no trataría los daños como acaecidos a consecuencia de la ruptura de la unión, sino como efecto de actos violentos, lo cual adquiere un cariz ya muy distinto.


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